Esta gran composición de flores y velas a modo de memorial, es la protagonista del primer acto de la obra de teatro La Plaza (2018), en calidad de elemento escenográfico al servicio de una narración dramática y de ficción.
Para tomar parte a la exposición "Este puede ser el lugar, performar el museo" del TEA en Santa Cruz de Tenerife, ALTAR se emancipa de su función escénica para migrar a un medio diferente del que la concibió: del teatro al museo.
En este proceso de transformación, la instalación deviene una pieza independiente que entra en diálogo con el público desde su potencia material, visual y conceptual.
ALTAR, es una instalación en la que la acumulación de colores vivos y artificiales de las flores entra en conflicto directo con su simbología fúnebre. Su presencia conmemora una ausencia latente, genera un ambiente de rarefacción, una sensación espeluznante y singular donde el límite entre imagen y materia, entre apariencia y esencia, se confunden.
ALTAR traslada mediante su inmovilidad, la esencia un mundo alienado y alienante, cercano a la muerte, donde los otros alcanzan la categoría de imagen: una imagen artificial que apenas se puede ya tocar. Se presenta así como paradigma reducido de la imagen del mundo, un retrato impresionista y de carácter espectral del espacio público. Un espacio y un tiempo que pertenecen a una realidad inalcanzable, una realidad que se derrite y se escurre entre los dedos, una realidad que se construye en la acumulación de vidas invisibles, subjetividades solitarias que conviven sin tocarse y sin apenas verse.
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Concepción
El Conde de Torrefie
Texto
Pablo Gisbert
Diseño sonido
Rebecca Praga
Voz
Tanya Beyeler
Dirección y coordinación técnica
Isaac Torres
Producción y Distribución
Alessandra Simeoni
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Producción ejecutiva
CIELO DRIVE
TEA, Tenerife Espacio de las Artes